Haití es sin dudas, una nación emblemática dueña de una riqueza histórica singular. Se trata de la primera nación negra anticolonialista que abolió la esclavitud, la segunda del Continente Americano que gesta su liberación del dominio europeo y la primera en latinoamericana en alcanzar su independencia.
La República de Haití, que se asienta en la mitad occidental de la Isla de Santo Domingo, vive hoy su peor crisis política, social y económica tras el asesinato -dentro de su residencia familiar- del presidente Jovenel Moises, la madrugada del 7 de julio de 2021.
Haití carece de presidente constitucional y de un parlamento. Grupos vandálicos, dedicados a robos, secuestros y asesinatos controlan la capital Puerto Príncipe y las principales ciudades del interior, porque la nación carece de una fuerza policíaco-militar capaz de brindar seguridad a los ciudadanos.
Este país caribeño vive un caos total donde el poder local lo tienen las pandillas, debido a la falta de una organización policial y unas fuerzas armadas capaces de frenar la acción criminal de los bandoleros.
Interiormente en Haití hay también grupos progresistas que desean hacer una revolución armada, a fin de rescatar de la crisis y desorden institucional en que se encuentra dicho país. Pero en sentido general, esos grupos radicales de izquierda carecen de vitalidad para alzarse con el poder.
Las bandas haitianas exhiben armamentos sofisticados que llegan a ese país en cargamentos desde Estados Unidos y República Dominicana. El país vive una situación de absoluta violencia, donde según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) solo en 2023, 8,081 personas fueron víctimas de la agresión de las pandillas, incluidas muertes, heridas o secuestros.
Exhibiéndose como mesías, haciendo un llamado a la “desobediencia civil” se encuentra en Haití Guy Phillippe, un carismático ex jefe militar que cumplió una condena de nueve años por narcotráfico en cárceles de Estados Unidos de Norteamérica.
Es bueno recordar los oscuros antecedentes políticos de Guy Philippe, personaje que en el año 2000 fue acusado de intentar dar un Golpe de Estado a René Preval García, lo cual le valió su exilio en República Dominicana, y fue también responsable principal del Golpe de Estado en 2004 en contra del exsacerdote Jean Beltrán Aristide, golpe que es el principal punto de inflexión política de la patria de Dessalines.
Guy Phillippe ahora atiza la salida del Primer Ministro haitiano Ariel Henry, mandatario que ha hecho muy poco por lograr la normalización política-institucional convocando a nuevas elecciones para elegir nuevo presidente y nuevas autoridades legislativas.
Guy Phillippe ha sido un instrumento de las élites haitianas, como lo es en la actualidad, pero no lo visualizamos como el guía y/o conductor que demanda el empobrecido país insular, que requiere sobre todo de un diálogo y acercamiento sensatos de su liderazgo para la definición de una ruta hacia elecciones libres y democráticas, con lo cual pueda dicho país enfilarse hacia su normalización institucional.