CARACAS.- La carrera presidencial en Venezuela se ha acelerado, a menos de dos meses de las elecciones, con el chavismo y la oposición en las calles, haciendo un proselitismo que no se detiene, pese a la cambiante realidad que va condicionando el ambiente político y la confianza del electorado.
Aunque todavía reina la incertidumbre en un país que se caracteriza por sus giros inesperados en la política, el presidente Nicolás Maduro y el exembajador Edmundo González Urrutia son los claros contendientes de esta batalla, en la que compiten otros ocho candidatos que no destacan en las intenciones de voto recogidas por las encuestadoras.
Luego de que, el martes, el Consejo Nacional Electoral (CNE) revocara la invitación a la Unión Europea (UE) para observar las votaciones del 28 de julio, el antichavismo ha ratificado que se mantendrá en la carrera, convencido de su triunfo, vertiendo ahora sobre los testigos electorales la responsabilidad de vigilar la transparencia del proceso.
Pese a que el CNE ha invitado a varias agrupaciones internacionales a presenciar las votaciones, estas harán una veeduría limitada, mientras que la UE pretendía desplegar una misión de observación profunda, como había sido acordado entre el Gobierno y la principal coalición opositora, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD).
Las amenazas en las elecciones de Venezuela
En el tablero político aún quedan cartas sin revelar que podrían cambiar el panorama, como la demanda introducida ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contra la tarjeta electoral de la coalición opositora que respalda a González Urrutia, el símbolo partidista que ha recibido más votos en la historia de las elecciones venezolanas.
Si la Corte falla a favor del demandante -el excandidato presidencial Luis Ratti, quien durante años militó en el chavismo- se vería afectada la candidatura de la PUD, pues los electores no podrán votar por la tarjeta unitaria, sino por la de otros dos partidos que respaldan al antichavista, pero que no son tan reconocibles.
Las apariciones
Mientras tanto, como si se tratase de un ambiente electoral regular, cada día se celebran actos proselitistas, pero sin los candidatos principales, quienes han optado por hacer escasas apariciones, por lo que sus más cercanos portavoces han tomado los micrófonos y encabezan la arenga en los mítines multitudinarios.
En las últimas semanas, el chavismo ha hecho decenas de concentraciones de respaldo a Maduro en todas las regiones del país, si bien el mandatario se ha presentado solo en algunas de estas actividades y ha dirigido saludos telefónicos a otros lugares, siempre con la difusión del canal estatal VTV.
Con un recorrido menor, González Urrutia acumula apenas un par de mítines y varias reuniones políticas, mientras que la líder opositora María Corina Machado, a quien sustituyó el ahora aspirante presidencial en la candidatura de la PUD, debido a su inhabilitación política, continúa una gira por numerosos pueblos, a donde llega a mostrar la cara del exembajador
Así, en el terreno mediático, la disputa es entre un diplomático a quien el país apenas conocía hasta el mes pasado y un mandatario en ejercicio desde 2013 que denuncia ser víctima de un bloqueo en las redes sociales.
El gato y el ratón
Esta temporada para la conquista de votantes en las elecciones de Venezuela se ha distinguido, además, por el juego del gato y el ratón, en el que están envueltos el chavismo y la PUD, que celebran actos políticos el mismo día, en el mismo sitio y prácticamente a la misma hora.
En mayo, Machado anunció visitas a los estados Trujillo, Apure, Amazonas, Aragua y Lara, tras lo cual el chavismo comunicó que celebraría actos proselitistas en cada uno de estos lugares, con la misma selección de fechas que la opositora.
Ella y otros dirigentes de la coalición se burlan de esta estrategia oficialista, mientras la corte de Maduro -liderada principalmente por el número dos del chavismo, Diosdado Cabello- no se da por aludida y completa cada actividad repitiendo discursos en los que descalifican a González Urrutia y culpan a la oposición por la crisis del país.