Por Gilberto Mateo
-He querido compartir con ustedes algunas anécdotas que me han contado personas de edades avanzadas, con las cuales he sostenido diálogos en mis andanzas de un corresponsal que todo le interesa saber; que aun sea lo mínimo nos llama la atención y le mostramos interés.
-He querido compartir con ustedes algunas anécdotas que me han contado personas de edades avanzadas, con las cuales he sostenido diálogos en mis andanzas de un corresponsal que todo le interesa saber; que aun sea lo mínimo nos llama la atención y le mostramos interés.
Bueno, en conversaciones con personas entradas en edades, nos cuentan sobre su vida, son tan sanos que hasta se exceden en sus expresiones descriptivas. Es como un desahogo para ellos y más aún encontrar quien le escuche, que se interés por lo que ellos hicieron durante su niñez, juventud y en esta última etapa de sus vidas.
Pues bien, existe dentro de estos ciudadanos con mucha experiencia acumulada, un gran vacío, vacío en muchos aspectos importantes para que puedan vivir sus últimos días en plena armonía, tranquilidad y sosiego; es lamentable pero cierto lo que viven estos ancianos.
Hijos muy malos agradecidos, ingratos, que no le importa la suerte de sus progenitores, ese es uno de los males más frecuentes en estas personas y que pena que ocurra cuando en algún modo, colaboraron almeno para que sus hijos hoy tengan una vida más o menos adecuada.
Penoso saber que existen envegecientes que tienen cinco, diez y quince años sin saber de sus hijos, es lamentable a la vez que ocurra esta situación en personas entradas en edad y que en esa etapa de sus vidas necesitan todo apoyo.
Lógico es saber que en algunos de estos casos, esos caballeros dejaron abandonas a sus suertes a sus hijos y talvez por esta razón toman esta represalia en razón de la forma que se comportaron sus padres en el pasado, pero bueno, este es solo un aspecto de lo que estamos plasmando en esta ocasión.
En realidad los ciudadanos que tienen el honor de pertenecer a ese limitado grupo de personas de la tercera edad, merecen en su mayoría vivir sus últimos respiros en condiciones distintas; pudiera alguien que le silva el zapato verme como necio, impertinente; pero no, en realidad no es el caso. Me preocupa mucho esta situación al igual que a muchas personas que ven muy penoso como ocurre a diario esto del desprecio a nuestros viejos.
Finalmente sugiero que cambiemos nuestro comportamiento hacia nuestros progenitores, vamos a brindarles amor que lo necesitan mas que nunca.