El relato es de Evile Flores, una venezolana que decidió cruzar el Darién junto a su esposo y sus dos niños, de cinco y tres años, cuya travesía le ha dejado dolorosos recuerdos, no solo por las dificultades de caminar los 266 kilómetros que supone esta selva, sino por haber sido despojada, junto su familia, de su ropa y dinero y ser violada frente a los suyos, como “pasaporte” para sobrevivir y llegar a Panamá.
Con un sangrado continuo y una hija de tres años en brazos, recibía atenciones médicas para tratar de superar los traumas, tras haber sido abusada por supuestos indígenas de comarcas ubicadas en el trayecto de la Selva del Darién.
“¡Fue horrible, horrible! A mí me violaron, a mi esposo lo iban a matar, nos quitaron todo, hasta la ropa; no tenemos nada y no quiero seguir en estas condiciones con mi bebé”, relata esta madre tras su dolorosa experiencia en el trayecto desde Colombia a Panamá.
Como esta son muchas las historias de sufrimiento producidas en el denominado “camino de la muerte” de muchos migrantes, quienes deciden exponer sus vidas en busca del llamado “sueño americano” o de escapar de las calamidades en sus países.
“Tiene diarrea con sangre y fiebre; yo tengo los pies llenos de llagas. ¡Ayúdeme y sáqueme de aquí! No tengo zapatos y mi familia está pasando trabajo”, era el grito desesperado de Roberto Castellano, esposo de Evile, en el centro de recepción de migrantes de la localidad Lajas Blancas, en Panamá.
Según el Servicio Migratorio Panameño, los meses de julio a noviembre son los de mayor flujo, debido a que las lluvias producidas de mayo a junio dificultan aún más la travesía que muchos emprenden por el “cruce de la muerte”, dividiendo a familias porque no todos logran pasarlo.
Tal es caso de Jefferson Marcano Salas, quien realizó la ruta con sus familiares y varios amigos. Estuvo a punto de perder la vida, tras cruzar un río con una gran corriente de agua, además extravió sus papeles y el dinero que llevaba consigo.
“Perdí mis documentos y, por poco, a mi familia. Estamos aquí sin la ayuda de nadie; mi amigo está en el hospital porque su hijo llegó convulsionando y con problemas de salud tras lograr pasar el Darién”, explicó Marcano.
DOMINICANO CRUZÓ DESDE CHILE Y PIDE NO HACER LA TRAVESÍA
Michael Montero, un dominicano del sector Herrera, en Santo Domingo Oeste, logró atravesar con suerte la Selva del Darién, tras un año y seis meses viviendo en Chile. Explicó que, por las dificultades para conseguir documentos y trabajo, decidió realizar el trayecto.
“¡Wao! Fue verdaderamente difícil. No recomiendo hacer esta ruta. En mi trayecto vi personas morir y familias completas que perecieron. Es común encontrase cuerpos en estado de descomposición”, añadió.
Tras lograr ser registrado por el Servicio Migratorio de Panamá, Montero se aprestaba a esperar el transporte y pagar 40 dólares para llegar a Chiriquí, en la frontera al oeste de Panamá, a fin de continuar su ruta y pasar Costa Rica, seguir a Nicaragua, Guatemala y México. Esto, con el propósito de llegar a su destino: Estados Unidos.
EL DARIÉN: ZONA SELVÁTICA QUE UNE A CENTRO Y SURAMÉRICA
La región del Darién es un área tropical selvática y pantanosa, localizada en la franja entre América Central (Panamá) y América del Sur (Colombia). Es reconocida como un muro natural a la comunicación por vía terrestre entre ambos subcontinentes. El nombre del Tapón del Darién, como también se le denomina, se debe a que, hasta ahora, no hay abiertas rutas de transporte que atraviesen la zona (especialmente, por ser donde se interrumpe la carretera Panamericana, que conecta la mayor parte de los países del continente).
Se extiende desde la provincia panameña de Darién, las comarcas indígenas de Guna Yala, Emberá-Wounaan, Guna de Madungandí y Guna de Wargandí, pasa por los distritos de Chimán y Chepo, en la provincia de Panamá, República de Panamá, y llega hasta el norte del departamento de Chocó (municipios de la subregión del Darién) en Colombia.
De acuerdo a organismos internacionales, el área del Darién representa una de las rutas migratorias más peligrosas y cruzarlo puede llevar hasta 10 días, para ir desde Colombia a Panamá. Cientos de miles de migrantes se embarcan en este viaje porque se trata de la única ruta terrestre que conecta a Centro y Suramérica y que luego continúa hacia los Estados Unidos.