Los conceptos que tenemos muchas veces en vez de ayudarnos nos desayudan, ya que hacemos lo que pensamos que es correcto. Esto impide que hagamos lo que dice Su palabra, porque se nos hace difícil aceptar otro pensamiento que no sea el que conocemos. Por eso nos limitamos tanto y dejamos de recibir, pues vemos que solamente hay una verdad: la que conocemos. Esto nos hace tanto daño, porque no permitimos que Dios actúe libremente.
Un ejemplo sencillo es cuando no le pedimos a Dios, como nos enseña Su Palabra, porque cuando niños nos enseñaron que es malo pedir. Entonces no Le pedimos porque es tan fuerte esta estructura que nos bloqueamos Así, decimos “Dios conoce mi necesidad, así que cuando Él lo considere me lo dará”, y por nada abrimos nuestros labios para pedirle.
Por esto, aunque conozcas la Palabra, si no caminas y practicas los principios que en ella hay, nunca Lo conocerás. Porque Él no ha de manifestarse como pensemos, sino como es Él, pues no hay otro principio que compita con lo que está escrito en la Palabra. Por tanto, renunciemos a nuestros pensamientos y tomemos los de Él.
Pastora Montserrat Bogaert