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Muere ‘Príncipe Durmiente’, Al Waleed bin Khalid Al Saud, tras 20 años en coma

El príncipe Al Waleed bin Khalid Al Saud, conocido como el “Príncipe Durmiente”, ha fallecido este fin de semana a los 36 años en un hospital de la capital saudí, poniendo fin a una historia marcada por la espera, la fe y la esperanza. Desde el año 2005, vivía en estado de coma tras sufrir un grave accidente de tráfico mientras cursaba sus estudios en una academia militar en el extranjero.

El accidente, que le provocó una hemorragia cerebral severa, dejó al joven príncipe en estado vegetativo persistente. Desde entonces, su familia decidió mantenerlo con soporte vital durante todo este tiempo, convencidos de que algún día podría despertar. A lo largo de los años, imágenes difundidas por su entorno mostraban ocasionales movimientos leves, como parpadeos o gestos mínimos, interpretados como signos de conciencia por sus allegados.

Aunque el debate médico giraba en torno a la escasa probabilidad de recuperación real en este tipo de casos, su familia nunca perdió la esperanza y convirtió su cuidado en un símbolo de compromiso emocional y espiritual.

Despedida en la capital saudí

El fallecimiento se produjo el sábado por la mañana en un centro médico de Riad. La ceremonia de despedida se ha llevado a cabo con presencia de miembros de la casa real, familiares y representantes institucionales. El entierro ha tenido lugar en una de las principales mezquitas de la capital.

Al Waleed pertenecía a una de las ramas más influyentes de la familia real saudí. Su padre, Khaled bin Talal, mostró públicamente en numerosas ocasiones su negativa a desconectar el soporte vital de su hijo, una decisión que defendía como un acto de fe y respeto por la vida.

Devoción familiar

Durante los veinte años que se prolongó su estado, el príncipe se convirtió en una figura de referencia para muchos ciudadanos saudíes. Su historia ha generado tanto muestras de apoyo como reflexiones sobre los límites de la medicina, la espiritualidad y la autonomía de las familias en decisiones complejas.

Hoy, tras dos décadas en silencio, su historia llega a su fin, dejando tras de sí una de las historias humanas más singulares y conmovedoras vividas en el seno de una monarquía moderna.

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