Como en todas las celebraciones, en esta fecha que festeja la tarea y la misión de los docentes abundarán los lugares comunes que definen la labor de los maestros como la altísima misión de educar al pueblo, otros la compararán con un sacerdocio y todos los felicitarán por la magna tarea que desempeñan al frente de las aulas.
Cabe destacar que el acto de transmitir conocimientos es –nadie puede ponerlo en duda- una noble labor y una misión que no puede desarrollarse si no existe una genuina vocación, un llamado interior que guía los pasos del docente por el mismo camino que el discípulo tiene que recorrer para realizarse, y es un trabajo tan arduo que se necesita una chispa especial que no cualquiera tiene.
Los maestros se agrupan en un gremio que, a diferencia de otras corporaciones laborales, es suficientemente fuerte como para imponer sus reclamos, lo cual no está mal, pero cuando las mejoras salariales exigidas implican contraprestaciones, es decir resultados que no son satisfactorios, entonces hay varios problemas.
Esos resultados están a la vista, hay menos analfabetismo formal, pero crece el analfabetismo funcional, es decir, la incapacidad del alumno para comprender lo que lee, a lo que hay que sumar que los estudiantes salen del bachillerato sin haber desarrollado un pensamiento formal ni son capaces de entender conceptos abstractos.
En algún momento, cuando el presupuesto educativo deje de formar parte del juego político-electoral, las autoridades, la sociedad toda, los colectivos preocupados por la educación, tendrán que ponerse a trabajar en equipo para resolver el bajo rendimiento de nuestros estudiantes.
La mayor parte de la falla está en los docentes, en la formación deficiente que reciben, en el desafío que significa el auge de la inteligencia artificial y del “copy-paste”, algo para lo que muchos no están suficientemente preparados, pero hay también otras causas estructurales, de las que los educadores no son totalmente responsables.
Justo es reconocer también que los buenos docentes son muchos, desde los que desarrollan sus tareas en condiciones precarias, los que atraviesan largas distancias para llegar a sus escuelas, los que se preocupan verdaderamente por los hijos temporales que tienen que formar.
De ahí que en este Día del Maestro felicitamos a los docentes, especialmente a los comprometidos con la construcción de un mañana mejor para todos.