SANTO DOMINGO, RD
-Tras la desaparición física de Juan Bosch, el Partido de La Liberación Dominicana (PLD) deja atrás el modelo de liderazgo unipersonal y pasa a ser manejado por dos líderes, un esquema que hasta ahora le ha funcionado, pero que entraña grandes riesgos, lo cual ha quedado evidenciado en tres episodios específicos de la historia reciente.
Leonel Fernández y Danilo Medina fueron dos de las figuras principales de la transición del PLD, por el rol que jugaron en la conversión de un partido de cuadros a uno de masas. Un proceso que ha tenido sus bemoles, pero cuyo balance es, en la práctica, altamente positivo, a juzgar por la cantidad de triunfos electorales logrados en los últimos años.
Medina y Fernández no fueron los únicos protagonistas de la transición, pero sí los que más lejos han llegado, al punto de que solo ellos han alcanzado la Presidencia de la República, algo que ni siquiera pudo conseguir Bosch en la boleta morada, donde apareció cinco veces como candidato presidencial.
Bosch, en el PLD, se fue de cinco-cero, mientras que sus dos pupilos, entre los dos, tienen récord de cinco triunfos en seis participaciones. La única derrota se le cuenta al actual Presidente.
Otros dirigentes que jugaron roles estelares cuando el PLD se masificó no han logrado convertirse en líderes, y se les hace tarde para la candidatura presidencial, aunque algunos lo han intentado. Al parecer, “ya los dejó la guagua”. Y el relevo, apenas se asoma, pero sin muchas posibilidades de éxito mientras los dos titanes del peledeísmo mantengan vigencia. Tan fuerte y abarcador ha sido el liderazgo de ambos dirigentes en la organización que se ha dicho que la sigla “PLD” significa “Partido de Leonel y Danilo”. Se dice como broma, pero en la práctica, ese es el PLD de ahora.
Otros dirigentes que jugaron roles estelares cuando el PLD se masificó no han logrado convertirse en líderes, y se les hace tarde para la candidatura presidencial, aunque algunos lo han intentado. Al parecer, “ya los dejó la guagua”. Y el relevo, apenas se asoma, pero sin muchas posibilidades de éxito mientras los dos titanes del peledeísmo mantengan vigencia. Tan fuerte y abarcador ha sido el liderazgo de ambos dirigentes en la organización que se ha dicho que la sigla “PLD” significa “Partido de Leonel y Danilo”. Se dice como broma, pero en la práctica, ese es el PLD de ahora.
Los choques
Antes y después de Bosch, el PLD ha sabido mantener la cohesión interna. Pero en la etapa dominada por Medina y Fernández, la unidad ha estado amenazada en tres momentos particulares.
El primer episodio crítico fue en el 2007, cuando ambos aspiraron a la candidatura presidencial para las elecciones del año siguiente. De hecho, fue en ese momento cuando se produjo la separación de dos compañeros que, hasta ese momento, se complementaban y luchaban en pareja.
Medina decidió dejar la secretaría de la Presidencia para competir por la nominación presidencial y fue derrotado por su antiguo aliado. El proceso fue intenso, y hubo señalamientos agrios de lado y lado. El más fuerte fue el “me venció el Estado”, pronunciado por Danilo al conocerse de su derrota. Él nunca se integró a la campaña de Leonel, aunque sí lo hicieron los danilistas, por instrucciones suyas, por lo que la unidad se mantuvo y los morados retuvieron el poder sin dificultad.
La otra coyuntura difícil se dio en el 2015. Aquí se puede hablar de una verdadera crisis. Mientras Fernández se preparaba para aspirar y decía que su candidatura dependía del curso de “los vientos”, una verdadera tormenta reeleccionista se llevó de encuentro sus aspiraciones. Había un fuerte tufo a división que luego se fue disipando con un acuerdo interno que, entre otras cosas, permitió la repostulación no solo del Presidente, sino de los legisladores del partido morado.