El neurocientífico Facundo Manes se sienta a conversar y tiene respuestas para múltiples preguntas sobre el comportamiento humano. Hoy día estudia la neurobiología de los procesos mentales. A sus 50 años, se mueve entre Europa, Australia y América, y sus ocupaciones como académico e investigador. Su conocimiento sobre la gente lo ha llevado a afirmar: “La tecnología en forma permanente no es buena para nuestro cerebro”.
“Alguien hace 30,000 años tenía los mismos lóbulos cerebrales que nosotros”, precisa. “¿Cómo hacemos ahora? ¿Cómo hace el mismo cerebro para lidiar con Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, mensajes de texto, Google? ¿Cómo hace el mismo cerebro de hace 30,000 años, que tenía menos estímulo, para lidiar con toda esta demanda de información? Con un costo: el costo es insomnio, estrés, menor rendimiento cognitivo”.
El neurólogo indica que cuando el ser humano está en modo “multitarea” se siente más productivo pero esto tiene un impacto cognitivo. “Hay que saber que el cerebro humano necesita estar presente en el momento y que el cambio de tarea permanente nos afecta”, afirma.
“Kafka -comenta- era conocido porque se sentaba y en unas horas hacía un cuento que cambiaba o influenciaba la literatura. Hoy, el mismo Kafka, si lo resucitamos (…), lo ponemos en una computadora y empieza a mandar WhatsApp, Twitter, a chequear Facebook, y a las dos horas no hubiese hecho nada”.
A su juicio, llegará un tiempo en que se tendrá que reaccionar. “Creo que en unos años vamos a volver a concentrarnos más en el presente. Debemos concentrarnos más en el presente porque un cerebro atento es un cerebro feliz y un cerebro más productivo”, asegura.
Manes es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Conversó con Diario Libre mientras estuvo la semana pasada en el país invitado por la Vicepresidencia. Impartió dos conferencias en el Teatro Nacional: “Neurociencias y educación: ¿Qué es importante para el aprendizaje?” y “Toma de decisiones, creatividad y liderazgo: perspectiva desde la neurociencia”.
Vida sin introspección
“Ves las revistas americanas semanales famosas (de hace unas décadas), vas a ver médicos con guardapolvos promocionando el cigarrillo; a uno le parecería una locura pero tardamos décadas en saber (…) Ya sabemos que la tecnología en forma permamente no es buena para nuestro cerebro”, dice Manes.
En su libro El cerebro del hombre del futuro, el especialista destaca que, en un contexto en el que se está rodeado por una gran cantidad de estímulos, resulta más difícil sostener la atención por estar expectante. Esa alerta permanente provoca que haya demora en completar las tareas, que se cometan errores, además de producir estrés y agotamiento.
“Sabemos que el estrés crónico es nocivo para el cerebro porque impacta negativamente en regiones claves para la memoria a largo plazo, como el hipocampo, y en áreas que subyacen a la toma de decisiones y la planificación de la conducta de acuerdo con metas, como la corteza prefrontal”, escribió.
Agrega que esa demanda tecnológica hace que la gente pierda oportunidades de reflexionar, relajarse y darle un respiro al cerebro, aspectos fundamentales para la creatividad y el bienestar.
“Si cada momento que tenemos libre en el día, lo pasamos con el celular en la mano, impedimos que tenga lugar el pensamiento contemplativo. En este sentido, algunos autores sugieren que estamos eliminando los tiempos de introspección y reflexión profunda en pos de la búsqueda de gratificaciones instantáneas en estímulos externos”, destacó.
Sicopatologías y haters
Manes observa la existencia de personas con sicopatologías que están detrás de los llamados trolls y haters en las redes sociales.
Antes de explicar esto, destaca que hay dos tipos de trolls: los automáticos o robots controlados con una finalidad y los que son seres reales.
“Hay un grado de sicopatología en los odiadores seriales humanos, hay trastornos de personalidad”, afirma. “Hay estudios que muestran ciertos comportamientos sicopatológicos en las personas que odian y que mandan estos mensajes, y también es importante saber que uno, al leer esto, puede ser afectado emocionalmente”.
El neurocientífico explica que el comportamiento crítico y de ataque en las redes sociales a personas que no se conocen viene dado porque el cerebro humano es muy bueno en engañar, una función cognitiva como la memoria, el lenguaje y la toma de decisiones.
“Somos seres sociales, nosotros somos parecidos a hace 30,000 años, y cuando vemos a alguien, engañamos, cuando no lo vemos, desaparece el otro, el social, y podemos liberarnos con más facilidad”, dice.
Dentro de todo, Manes no obvia lo positivo. “Una de las ventajas de las tecnologías, de las redes, es que la gente tiene empoderamiento, hoy la gente puede leer lo que gusta (…) La tecnología da más poder y el manejo de la información da más poder a la sociedad, y eso es algo para celebrar de las tecnologías y las redes sociales modernas”.
Sin embargo, considera que hay asuntos por discutir. “Como se está dando el debate del cambio climático ahora, del terrorismo, de las migraciones, el debate de la influencia de las redes en la mente de la gente es un debate que tenemos que dar”, concluye.