Por. Rubén Moreta
-La construcción de la democracia en la República Dominicana ha entrañado momentos y situaciones muy amargas. Las persecuciones, destierros y asesinatos de individuos por sus ideas y convicciones son lastres que ha ido superando el país.
La libertad ha costado mucho en la República Dominicana. Uno de los acontecimientos negros de nuestra historia fue el vil asesinato del periodista Orlando Martínez. Este periodista y militante revolucionario nació el 23 de septiembre del 1944 en el municipio de Las Matas de Farfán y fue asesinado el 17 de marzo del 1975, por asumir un ejercicio periodístico comprometido con la defensa de la libertad, los derechos humanos y la construcción de un nuevo orden político.
Este miércoles 17 de marzo se conmemoró el cuarenta y un aniversario de este crimen político, el más horrendo de la historia dominicana durante el siglo veinte. Esta maldad conmovió los cimientos de la sociedad dominicana, que aún permanece adolorida por el execrable abuso de acallar a un periodista por sus ideas.
El periodismo libre, responsable y de compromiso encuentra en el malogrado Martínez a su más elevado estandarte, porque se erigió en la pluma más crítica contra la dictadura ilustrada de los doce años de Joaquín Balaguer.
Nunca más deben producirse censuras o persecuciones que perturben la paz, y mucho menos, acallar con métodos violentos a disidentes.
Nunca más desde el Estado se debe patrocinar la vulneración de la libertad de expresión y difusión del pensamiento.
Nunca más los fantasmas del miedo deben perseguir a los dominicanos y dominicanos.
Nunca más en esta media isla la caverna política, con su resentimiento y desatino, debe atentar contra la vida de una péndula desafiante e irreverente frente a los desmanes en el ejercicio gubernamental.
Loor eterno a la memoria de este mártir del periodismo dominicano.
El autor es Periodista y Profesor UASD.