Roberto Rosado Fernández Educador
-Uno de los graves problemas que se les presentan a diario a las personas es cómo afrontar las dificultades que le ocurren. La mayoría no sabe afrontarlas con éxito. Pocas veces están preparados para resolverlas. Eso les genera preocupación y los encierra en un callejón sin salida. Estar positivo ayuda mucho a la solución. Es bueno salir positivo a cada actividad de la vida, eso ayuda a mitigar el dolor y a sobrellevar las contrariedades. Lo bueno es que se solucione y para tal efecto hay que emprender acciones que permitan lograrlo.
La madurez emocional supone comprender que los problemas van y vienen y que la mejor forma de enfrentarse a ellos es aceptarlos y buscar soluciones sin perder tiempo quejándose.
Los Orientadores y Psicólogos plantean tres formas para resolver un problema cuando éste surge. IMPULSIVA, tomas la opción más fácil y que a corto plazo puedes realizar. EVITATIVA, no afrontas el problema y lo evitas. RACIONAL, tratas de resolver el problema, no te quejas, te centras en la solución, genera alternativas de acción y tomas una para finalmente resolver el problema. Lo conveniente es elegir ésta última.
Mas del 90% de las soluciones a los problemas del diario vivir ocurren cuando nos convencemos de que podemos solucionarlos y salimos a lograrlo. Estar en disposición de resolver y corregir nuestros errores es siempre un paso de avance que permite avanzar en la búsqueda de la manera de solucionarlos.
QUIEN TROPIEZA, ADELANTA EL PASO, señaló el profesor Juan Bosch, esta sentencia es buena aliada para conseguir avanzar cuando nos sentimos acorralados. Si caemos y no intentamos pararnos y seguir tenemos que conformarnos con la derrota. El estado de ánimo es otro aliado que bien manejado permite una convivencia amena con la familia, los vecinos, los amigos, los compañeros de trabajo y demás.
En mis clases de Historia con adolescentes de la Universidad trabajo con mucho éxito las capacidades que poseen, sobre todo, aquellas que en su ambiente Escolar anterior no pudieron desarrollar. Los resultados son más positivos en la medida en que se eleva su yo personal y descubren que es posible aprender igual o más que el propio maestro(a) quien en ese momento le sirve de guía.
Reflexionar antes de emprender cualquier acción se convierte en éxito seguro debido a la confianza que le genera el saber que lo que hará está bien porque es el producto de la reflexión y planificación concebida con anterioridad.
La reflexión previa a cada actividad abre la puerta del éxito hacia dentro, de no hacerlo se cierra cada vez más, cerrando, a su vez las posibilidades de crecer. Cuando se logra comprender la buena manera de actuar la vida se hace más placentera, la tranquilidad se convierte en eterna compañía, la armonía forma parte integral de la vida, la familia es más fuerte y los continuadores están cada vez seguros y confiados para seguir la extensión con éxito del patrón aprendido desde el hogar donde nacieron y crecieron.
Cuando la armonía forma parte integral de la familia, la escuela recibe un mejor alumno, puede introducirle con más facilidad los nuevos valores que prevé el currículo en cada estadio del proceso de aprendizaje y estará preparado por igual para insertarse en la sociedad a servir de vehículo para el desarrollo de la misma.
A mayor cantidad de asimiladores de estas inquietudes, menos candidatos a delinquir tuviéramos en nuestras calles, menos sicarios, violadores y más formas se insertaran en la carrera de desequilibrios que adornan la sociedad de hoy.
Unir la familia, la comunidad y la Escuela en un esfuerzo conjunto es una buena tarea para crear un mecanismo de vigilancia que garantice que sean trabajados y se logre involucrar los demás estamentos del estado en una acción que permita colocar el país en esta honda en que todos sintamos el compromiso de aplicarlos para beneficio de toda la sociedad.
Roberto Rosado Fernández Educador