Esta es una locución sacada de la Biblia, que sirve para señalar en la vida pública los falsos valores políticos, es decir, los líderes carentes de méritos intrínsecos. Se dice entonces que se trata de líderes que tienen los pies de barro.
El origen de la expresión está en el Viejo Testamento y se refiere a la ensoñación que tuvo el rey de Babilonia Nabucodonosor (605 – 562 a. C.) y que fue interpretada por el profeta Daniel —uno de los cuatro profetas mayores—, a quien se atribuía el don de la profecía.
Éste recordó al monarca su sueño olvidado, cosa que ninguno de los adivinos y hechiceros de la corte pudo hacer, y le explicó que lo que había soñado era una gran estatua con cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de cobre, piernas de hierro y pies de barro, que se desintegró por la acción de una piedra que rodó de la montaña e impactó contra sus pies.
En la Profecía de Daniel, capítulo II, números 31 al 35, se dice que “entonces se hicieron pedazos igualmente el hierro, el barro, el cobre, la plata y el oro, y quedaron reducidos a ser como el tamo de una era en el verano, que el viento esparce; y así no quedó nada de ellos”.
Con su predicción el profeta Daniel quiso dar a entender al todopoderoso rey de Babilonia que su imperio no era eterno ni indestructible y que, después de sus días, de él surgirán un reino menor “que será de plata”, luego otro que será de cobre y más tarde uno de hierro, que también desaparecerá.
En la vida política cotidiana con frecuencia vemos ídolos con pies de barro, creado a base del chantaje y de sus publicidad trucada de hombre serio y leales, que se desintegran al primer contacto con la realidad.
Los malabares de su rastrerismo político, y toda la serie de sofisticadas engañifas que hoy existen para meter a los electores gato por liebre, suelen erigir estos ídolos de metal impuro que imponen a la sociedad su mediocridad por medio de las malas artes de la politiquería barata y sus estafa electorales.
Cuando uno se presenta ante el mundo y muestra sus talentos, naturalmente genera en los demás todo tipo de resentimientos, envidia y otras manifestaciones de inseguridad. Esto es algo que hay que tener en cuenta. Uno no puede pasar la vida preocupándose por los mezquinos sentimientos de los demás.
Hasta luego compañeros.
Becker E Márquez Bautista.