-Roma, 15 ago (PL) Al menos 40 personas murieron hoy en un naufragio en el mar Mediterráneo, a pocos kilómetros de las costas libias, de una embarcación que transportaba a más de 400 personas, informó la Marina Militar de Italia.
De acuerdo con fuentes de esa entidad, todavía está en marcha el conteo de fallecidos pero se logró rescatar a unos 320 indocumentados con vida, de ellos varias mujeres y menores de edad.
Al parecer la causa de los decesos fue la asfixia por inhalar gases que emanaron del depósito de combustible, pues las víctimas viajaban en la bodega de la embarcación.
El capitán de un navío que participó en la operación de salvamento, Massimo Tozzi, comentó que al llegar encontraron una escena terriblemente impactante en tanto había numerosos cadáveres en el agua así como combustible esparcido.
El ministro del Interior de Italia, Angelino Alfaro, reiteró el llamado a la comunidad internacional a propiciar la solución del conflicto en Libia, como vía para contrarrestar el creciente flujo migratorio hacia Europa.
“La nueva tragedia de hoy no será la última, si no se resuelve el problema de Libia”, sostuvo, en referencia a un país sumido en enfrentamientos internos por el poder que provocan una situación de caos, y ello facilita el trabajo a las mafias dedicadas al tráfico de personas.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, casi 250 mil indocumentados llegaron al denominado viejo continente en lo que va de año, cifra ya superior a los 219 mil registrados en todo el 2014.
Asimismo, se estima que unos dos mil 300 migrantes perdieron la vida en tragedias ocurridas durante las travesías, aunque la cifra podría ser superior.
Ante la crisis, la Unión Europea ha dispuesto cuestionadas medidas como una misión naval contra el tráfico de personas, la cual se considera incapaz de dar una respuesta integral al conflicto.
En cambio, activistas y organizaciones de derechos humanos reclaman otras acciones como ampliar los canales legales para la migración y evitar así los peligrosos flujos irregulares, pero muchos países europeos se muestran reacios a abrirle las puertas a los foráneos.